Anoxia Cover Image


Anoxia

Author/Uploaded by Miguel Ángel Hernández

ANOXIA MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ ANAGRAMA Narrativas hispánicas Edición en formato digital: enero de 2023 © imagen de cubierta, Photos from past to future Unplash © Miguel Ángel Hernández. CASANOVAS & LYNCH, AGENCIA LITERARIA, S. L., 2023 © EDITORIAL ANAGRAMA, S.A., 2023Pau Claris 172, Principal 2ª08037 Barcelona ISBN: 978-84-339-1695-2 Composición digital: www.acatia.es [email protected]...

Views 20979
Downloads 1179
File size 341.8 KB

Content Preview

ANOXIA MIGUEL ÁNGEL HERNÁNDEZ ANAGRAMA Narrativas hispánicas Edición en formato digital: enero de 2023 © imagen de cubierta, Photos from past to future Unplash © Miguel Ángel Hernández. CASANOVAS & LYNCH, AGENCIA LITERARIA, S. L., 2023 © EDITORIAL ANAGRAMA, S.A., 2023Pau Claris 172, Principal 2ª08037 Barcelona ISBN: 978-84-339-1695-2 Composición digital: www.acatia.es [email protected] www.anagrama-ed.es Para Raquel, siempre en este lado A veces me he preguntado si la eternidad, después de todo, no será más que la infinita prolongación del momento de la muerte. GRAHAM GREENE I. LA IMAGEN ÚLTIMA 1 Al difunto trata de mirarlo solo por el visor. Lo tiene delante de ella, pero sus ojos se fijan en la imagen que se forma a través del objetivo: el brillo de la madera cobriza del ataúd, las manos huesudas entrelazadas sobre el pecho, el anillo dorado en el dedo corazón, el traje gris marengo, la camisa blanca flamante, la corbata negra de rayas plateadas y el rostro sin vida. El tono pálido de la piel, la superficie marmórea que refleja la luz y la obliga a mover varias veces la cámara hasta encontrar el ángulo perfecto. El frío de la pequeña sala del tanatorio eriza el cuerpo robusto de Dolores. Debería haber traído algo de abrigo, al menos un pañuelo para cubrir sus hombros y compensar la ligereza de la blusa de seda. No lo ha pensado antes de salir de casa y ahora se arrepiente. El aluminio del trípode se ha enfriado nada más entrar y el cuerpo de la cámara es ahora un témpano de hielo. Lo nota al apoyar la mejilla para comprobar la imagen por el visor metálico. Al final ha traído consigo la Nikon F4. Tiene más de veinte años y pesa como un yunque, pero se siente a gusto con ella. Además, era la preferida de Luis. Por alguna razón, también esto ha influido en su elección. En la habitación no está sola. La hija del difunto, vestida de negro riguroso, la acompaña en silencio. No debe de ser mucho mayor que ella. Sesenta, tal vez. Dolores percibe su mirada inquisitiva en cada pequeña acción. Pero prefiere estar vigilada a quedarse a solas con el cuerpo. Se mueve en silencio, con lentitud y respeto. Pide permiso sin apenas levantar la voz para mover las flores y despejar el campo de visión. Ladea las coronas y sitúa el trípode a la distancia justa. Trata de ser rápida y centrarse en lo que hace. Es consciente de habitar un tiempo prestado e interrumpir un duelo. Por eso cada leve movimiento, cada mínima pulsación del disparador, le hace pensar en la incomodidad de la mujer que no deja de escudriñarla. La misma contrariedad que le ha manifestado nada más entrar: —Lo respeto porque era la voluntad de mi padre —le ha dicho con tono seco y gesto agrio antes de que el operario abriera la sala de exposición del cadáver—. Pero todo este delirio es cosa del anciano loco ese. Por favor, dese prisa y váyase pronto de aquí. El anciano loco ese. Las palabras de la mujer le han puesto imagen —aunque sea imprecisa— a la voz que está en el origen de todo. La llamada telefónica. Ayer, a última hora de la tarde. El tono grave y el acento que no supo identificar. Y, sobre todo, el encargo —mejor, el ruego—, el más insólito de todos los que ha recibido en su vida de fotógrafa. —Mi amigo ha muerto —dijo la voz—. Le prometí una última fotografía. Durante unos segundos, Dolores no supo cómo reaccionar. ¿La foto de un difunto? ¿Qué tipo de broma era esa? Pero el tono del requerimiento no dejaba espacio a la duda. El hombre hablaba en serio. Había previsto hacerlo él mismo, le dijo, pero se encontraba inmovilizado por un accidente doméstico. Le pagaría lo que hiciera falta. Además, no sería excesivamente complicado: varias tomas del cuerpo, las que ella decidiera, y siempre en blanco y negro. Si pudiera cargar la cámara con un Tri-X 400, sería perfecto. El grano no es excesivo y la sensibilidad es suficiente para un espacio poco iluminado. El único problema, insistió, era la urgencia. Debía llegar temprano al tanatorio. Antes del entierro. A la mañana siguiente. Después de colgar necesitó unos minutos para pensar. Hacía años que no utilizaba carretes en blanco y negro. Afortunadamente, aún conservaba algunos en las estanterías del almacén. Si no estaban demasiado caducados, podría utilizarlos. Pero nunca había hecho nada parecido. Con Luis había realizado todo tipo de reportajes. Bautizos, bodas, comuniones, celebraciones de toda índole. Incluso una vez documentó un accidente de tráfico a petición de la policía local. Pero un difunto…, nunca había fotografiado «algo» así. Por eso todavía no tiene claro por qué la tarde de ayer contestó que sí. Es posible que fuera el tono de la voz, la necesidad, más una súplica que un encargo. O tal vez fuera porque, por primera vez en mucho tiempo, presintió que podía ser útil y que la fotografía adquiría sentido de nuevo. O quizá solo fuese el azar; que dijo sí como podía haber dicho no. Aunque presume que debajo de todo se esconde alguna razón. Una que todavía no sabe cómo formular, pero que tiene la culpa de que ella esté ahí ahora, en el tanatorio del pueblo, ante el cadáver de un desconocido, observando con atención su rostro a través del visor de la cámara de metal, tratando de concentrarse en lo que hace, sintiendo en su cuello la mirada impaciente de la mujer enlutada, con el frío dentro del cuerpo y la piel de los brazos erizada. Al salir del edificio, la recibe el bochorno de principios de agosto. Su cuerpo agradece el calor. Permanece unos segundos en la puerta, amparada por la sombra de los muros de ladrillo rojizo del tanatorio. Otra nave más del polígono industrial, en las afueras del pueblo. A lo lejos, el mar. Siente la brisa, el leve aroma a sal. Intenta sin éxito que llene sus pulmones y

More eBooks

The Worst Wedding Date Cover Image
The Worst Wedding Date

Author: Pippa Grant

Year: 2023

Views: 9814

Read More
Sunset Empire Cover Image
Sunset Empire

Author: Josh Weiss

Year: 2023

Views: 35521

Read More
Hungry Heart Cover Image
Hungry Heart

Author: Missy Walker

Year: 2023

Views: 59112

Read More
A Freaky Family Murder in a Quiet English Village: Clean Cozy Mystery (Lily McGee Cozy Mysteries Book 3) Cover Image
A Freaky Family Murder in a Quiet E...

Author: Donna Doyle

Year: 2023

Views: 6069

Read More
Owner of a Lonely Heart : A Memoir Cover Image
Owner of a Lonely Heart : A Memoir

Author: Beth Nguyen

Year: 2023

Views: 29210

Read More
Fractured Secrets Cover Image
Fractured Secrets

Author: Haley Jenner

Year: 2023

Views: 56336

Read More
Ace Cover Image
Ace

Author: Aria Ray

Year: 2023

Views: 3455

Read More
The Sisterhood Cover Image
The Sisterhood

Author: Katherine Bradley

Year: 2023

Views: 5058

Read More
A King So Savage Cover Image
A King So Savage

Author: April Moran

Year: 2023

Views: 7137

Read More
明日的犯人和无人岛教室 Cover Image
明日的犯人和无人岛教室

Author: 周藤莲

Year: 2023

Views: 15412

Read More