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Despertar en tus brazos

Author/Uploaded by Cathryn de Bourgh


 
 
 
 
 
 
 Despertar en tus brazos-Cathryn de Bourgh Copyright 2014. Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin el consentimiento de su autora. Historia de ficción que no guarda semejanza alguna con personas reales ni ficticias. Todos los lugares, nombres, apellidos mencionados en la presente son ficticios. Copyright. Obra registrada...

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 Despertar en tus brazos-Cathryn de Bourgh Copyright 2014. Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin el consentimiento de su autora. Historia de ficción que no guarda semejanza alguna con personas reales ni ficticias. Todos los lugares, nombres, apellidos mencionados en la presente son ficticios. Copyright. Obra registrada en safecreative.org con el Código: 1406061189583 Noviembre 2014. 
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 Derechos de Autor
 Despertar en tus brazos | Cathryn de Bourgh
 Ciudad de Milán- Italia-actualidad
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 Despertar en tus brazos
 Cathryn de Bourgh
 
 Ciudad de Milán- Italia-actualidad
 Hacía días que tenía la inquietante sensación de ser espiada, que un misterioso ser seguía sus pasos como si planeara hacerle daño. Al principio pensó que era ese chico tonto que la perseguía para salir con ella: Enrico Balli luego pensó que era una tontería porque ese joven siempre salía con quien se le antojaba y no sería tan tonto de seguirá ni...
 Rosina no tenía novio ni quería tenerlo todavía, los chicos que conocía eran tontos y además querían hacerlo enseguida, solo pensaban en el sexo y ella tenía sus dudas. No estaba preparada y era además, como muchas chicas de su edad: una romántica.
 Con el cabello rubio y unos mechones color lila, sus ojos celestes eran grandes y brillantes, los ojos de una niña alegre y confiada, solía usar una falda larga de jeans y una blusa y un saco porque siempre tenía frío. Era levemente rolliza pero siendo una adolescente que sobredimensionaba todo se veía mucho más gorda de lo que era. No se veía ni se creía bonita, al contrario, cada vez que se arreglaba para ir a la escuela secundaria se veía fea, deslucida y en ocasiones ir allí era un perfecto tormento.
 Suspiró, no tenía mucho para hacer, no era bonita como sus amigas ni tampoco sexy ni atractiva, solo despertaba burlas y bromas.
 Apuró el paso y entró al colegio con expresión resignada y la mirada baja, siempre miraba el piso y por esa razón a veces encontraba monedas o cosas.
 —Hola gordita, ¿cómo estás? —dijo un chico.
 Ella lo miró asustada, sabía quién era, Paolo ese imbécil hijo de un millonario, mierda, no podía recordar su nombre pero sí la expresión burlona de sus ojos.
 Al sentirse ignorado el estúpido la siguió.
 —¿No contestas gordita? ¿Qué tienes? Siempre pareces asustada y deprimida. Tal vez necesitas algo allí para animarte.
 Era la primera vez que ese joven le hacía una insinuación como esa y corrió nerviosa perdiendo algunos libros en la huida, despertando más risas, más burlas.
 Ese desgraciado y sus amigotes parecían disfrutar mortificándola. Debía tener el rótulo de boba en la cara, no había otra explicación, no era bonita, era tonta y además nunca había tenido novio y eso era un motivo más de burla. 
 Porque mientras sus amigas sabían todo sobre el sexo ella lo ignoraba todo. No deseaba que fuera así, habría deseado tener un novio que la abrazara, que pensara que era bonita, que la amara y pudieran compartir momentos... 
 Pero el amor romántico en su vida estaba reducido a su obsesión por ese actor de ojos oscuros, galante, a las novelas que leía de vez en cuando y siempre la hacían llorar.
 ¡Vaya! ¡No era más que una boba sentimental soñando cosas que nunca pasarían! 
 Rosina entró en la clase y saludó con gesto tímido a sus amigas, ellas le dedicaron una mirada cómplice y burlona. 
 El profesor en cambio parecía de mal talante.
 —Llega usted tarde otra vez señorita, temo que tendrá la falta y recuerde que no puede seguir con tantas inasistencias—sentenció el profesor de Historia, un tipo joven pero de mal carácter, cabello canoso y ojos rasgados como si tuviera algún pariente chino.
 Era implacable y todos le temían.
 La jovencita murmuró una disculpa y se hundió en su asiento avergonzada, al sentir todas las miradas sobre ella. Odiaba a ese hombre, odiaba a esa escuela y habría deseado prenderla fuego y escapar, huir... De haber sabido a dónde lo habría hecho.
 El profesor volvió a ignorarla y continuó con la clase, era un tipo malhumorado y exigente y nunca estaba conforme con nada.
 Rosina fingió que lo escuchaba, pero sus pensamientos estaban muy lejos, siempre estaban lejos, no lograba concentrarse en nada y la única manera que tenía de soportar la escuela era alejándose, pensando en otra cosa. 
 El último verano había crecido de golpe, y como decía ese tonto grafiti lo que no te mata te hace más fuerte. Nunca había creído que iría a pasar un verano a las hermosas playas españolas de Ibiza y terminaría enamorándose perdidamente de un chico italiano del sur. Todo había sido idílico, porque él también la había mirado con insistencia.
 Rosina suspiró y sintió un dolor extraño al recordar la sorpresa del chico cuando comenzó a besarla y notó que no era como las otras chicas. 
 “No te angusties Rosina, quería sexo y como vio que no podía o no se atrevió, te plantó” le había dicho su amiga Chiara tenía razón.
 —Además Rosina, tú no eres como nosotras, eres muy inmadura, mejor será que esperes una relación formal para hacerlo. Todos los chicos quieren sexo pero ninguno quiere esperar, pero todavía hay chicos decentes que piensan de otra forma.
 Rosina suspiró y derramó unas lágrimas, el rechazo de Tulio la había afectado, ella se había enamorado de él en pocas semanas, era tan guapo tan encantador, y le decía cosas tan bonitas. No le importaba que tuviera baja estatura ni que fuera un pelín regordeta, decía gustarle mucho las chicas como ellas. ¡Mentiras! 
 Todo su entusiasmo pasó una noche cuando la metió en su auto, comenzó a besarla y quiso... 
 Se estremeció al recordar ese momento, nunca antes había estado tan cerca de hacerlo ni tan asustada por ese motivo. Sin saber cómo había terminado en su auto, medio desnuda

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