Author/Uploaded by Niloa Gray
Para Alicia. Ya sabes por qué Como estipula el decreto del año 1543, quedan establecidas las siguientes reglas y clases para la Sociedad de Sensibles: La existencia de las brujas debe ser secreta. Cualquier Sensible sospechoso de haber desvelado el secreto será interrogado po...
Para Alicia. Ya sabes por qué Como estipula el decreto del año 1543, quedan establecidas las siguientes reglas y clases para la Sociedad de Sensibles: La existencia de las brujas debe ser secreta. Cualquier Sensible sospechoso de haber desvelado el secreto será interrogado por los Sensibles Videntes, pudiendo ser revocado su derecho a permanecer en la Sociedad. Se permitirá la relación entre un Sensible y un No Sensible si la parte no sensible realiza también el juramento de fidelidad a la Sociedad, respetándose así la regla número uno. Los Sensibles podrán tener criados o gente No Sensible que trabaje para ellos, pero estos deben realizar también el juramento, respetándose así la regla número uno. Cualquier tipo de magia negra está terminantemente prohibida y su uso será castigado con la hoguera. No habrá juicio previo. Si alguien quiere abandonar la Sociedad por voluntad propia, podrá hacerlo, pero perderá el derecho a relacionarse con su familia o amigos que aún formen parte de ella. Será un Desertor. Clases de Sensibles Sensibles de la Noche Aquellos cuyo poder viene de la Luna y es más poderoso por la noche. Las estrellas los guían. Sensibles del Día Sensibles cuyo poder viene del Sol. Son más poderosos durante el día. La luz es su aliada. Sensibles de la Tierra Aquellos cuyo poder proviene de la Tierra. Esta los llama. Sensibles Videntes Sensibles cuyo poder está relacionado con la mente. Dominan por completo la visión. Sensibles Grises Sensibles mestizos, nacidos de la unión entre un Sensible y un No Sensible. Adoptan el poder de su progenitor sensible, adhiriéndose así a esta clase. Firma este acuerdo, y lo decreta como oficial: Augusta Florence Newbourne Líder y representante de la Sociedad Sensible 31 de octubre de 1543 Noviembre de 1838. Winchester, Inglaterra El silencio que la recibió al volver a casa fue el golpe de realidad definitivo. Sintió como su doncella la ayudaba a quitarse el abrigo, empapado por la incesante tormenta otoñal, mientras oía como su padre pagaba al cochero por haberlos traído de vuelta. La doncella le preguntó algo. No supo qué era. Subió las escaleras hacia su habitación, dejando a la mujer y a su progenitor en el piso de abajo. Al llegar al último escalón, se quedó petrificada, aferrada al pasamanos de la escalera mientras se prohibía a sí misma volver la cabeza, en dirección al dormitorio de sus padres. Porque, esta vez, ella no estaría allí. Arrastró los pies sobre la moqueta, sin soltarse un instante de la barandilla. La familiar puerta ahora le pareció extraña, sin color. La abrió despacio, y el chirrido le provocó escalofríos. La habitación se encontraba casi a oscuras, tan solo iluminada por la luz grisácea que entraba por la ventana. La muchacha tragó saliva mientras las lágrimas le caían por el rostro. El olor de su difunta madre impregnó sus fosas nasales. Tuvo que sujetarse a la cómoda más cercana mientras su mente, todo su ser, todavía procesaba el hecho de que ella no volvería. Cayó desplomada en el suelo y se abrazó a sí misma. El llanto era tal que ni las lágrimas lograban salir. Pasó unos minutos así, permitiéndose sentir todo mientras murmuraba «mamá» una y otra vez en la intimidad de aquel lugar. De repente, sintió que el dolor se mezclaba con el temblor de su cuerpo, y cómo algo tiraba de su corazón. Como si un hilo tratara de abrirse paso a través de su pecho. Consiguió arrastrarse hasta los pies de la cama y apoyar la cabeza en el borde, pensando en nada y todo a la vez. Cerró los ojos e intentó dibujar el recuerdo de su madre, su sonrisa, su voz. Lo último que le había dicho, tan solo dos días antes. Antes del fatídico suceso. «Un Sensible puede perderlo todo, mi amor. Puede perder su hogar, sus amigos, su familia, todo aquello que le importa. Pero su magia siempre estará ahí. Pase lo que pase. Y cuando la tuya cobre vida, tendrás algo que jamás te abandonará». Palpó con la mano la cama, como si buscase un atisbo del calor que su madre podría haber dejado allí la última noche que durmió en este mundo. La joven se estremeció cuando sintió un terrible frío en la punta de los dedos al tocar la colcha. Ovidia tenía la mirada fija en sus dedos, cubiertos por el encaje negro de sus guantes. Toda ella era una sombra más de las muchas que decoraban aquella habitación. Cerró los ojos, permitiéndose un segundo más de soledad antes de tener que volver junto a su padre y la doncella. Y en ese momento, algo le agarró una mano. Abrió los ojos y vio frente a ella una figura hecha de sombras con ojos dorados. Cogió aire con fuerza, pero no se apartó. La figura, en cambio, corrió a esconderse. Pero Ovidia no pudo ver dónde, pues las lágrimas todavía entorpecían su visión. Se limpió los ojos con el reverso de las manos, y el rasposo encaje se llevó las aguas de la tristeza. Recorrió toda la habitación y, por un momento, se permitió cierta esperanza: —¿Mamá? Nada. La aflicción la había llevado a creer que esa sombra era su madre. Pero algo dentro de ella le decía que no era posible. —Si sigues ahí —se atrevió a decir, en un murmullo apenas audible—, muéstrate. Durante unos segundos no pasó nada. Ovidia se dijo que lo que había visto era una mera ilusión creada por el luto más absoluto. Hasta que, de detrás del espejo, unas garras asomaron por el borde, y unos ojos dorados se encontraron con los de ella. Lo primero que pensó Ovidia fue que se estaba volviendo loca, pues debería haber sentido puro terror al ver tan escalofriante ser
Author: Rick Riordan; Mark Oshiro
Year: 2023
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