Carolina entre líneas (Spanish Edition)

Publicado por: www.novacasaeditorial.com [email protected] © 2018, Tatiana M. Alonzo © 2018, de esta edición: Nova Casa Editorial Editor Joan Adell i Lavé Coordinación Abel Carretero Ernesto Diseño de la portada Karolina García Rojo y Natt Heredia Cubierta Daniela Alcalá Maquetación Natalia Sánchez Visosa Corrección Nathalia Tórtora Primera edición: septiembre de 2018 ISBN: 978-84-17589-24-0 Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47) Índice Presentación Prefacio Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15 Capítulo 16 Capítulo 17 Capítulo 18 Capítulo 19 Capítulo 20 Capítulo 21 Capítulo 22 Capítulo 23 Capítulo 24 Capítulo 25 Capítulo 26 Capítulo 27 Capítulo 28 Capítulo 29 Capítulo 30 Capítulo 31 Capítulo 32 Capítulo 33 Capítulo 34 Capítulo 35 Capítulo 36 Capítulo 37 Capítulo 38 Capítulo 39 Epílogo Escenas Extras 1. Alexander Donoso 2. ¿Quién eres? 3. Algo está cambiando 4. Soledad 5. Peludo 6. Navidad 7. Visitando Café y letras. Agradecimientos Insiste en tener tu final feliz Dedicatoria Para Carolina y su escritor misterioso. Josué 1:9 Presentación Además de ser Community Manager en la librería Café y letras y de buscar, aunque sea en sueños, salir de la rutina, he intentado escribir al menos veinte historias en las que encuentro el amor verdadero de forma inesperada y con alguien inesperado: desde un millonario que ama mi timidez hasta un revoltoso para el que represento un reto. Porque vamos, hay que ser francos, en la vida real eso no sucederá y, por fortuna, no es delito soñar despierto. Hola, mi nombre es Carolina y soy adicta a las historias de amor. Todo iba bien en mi estúpido mundo de fantasía, hasta que empecé a intercambiar correos electrónicos con el escritor Alexander Donoso, de quien no sé nada porque su nombre es un seudónimo. Mi historia es una comedia romántica. Prefacio ¿Por qué ese final? ¿Por qué no creer en el amor verdadero? ¿Por qué tuvo que desilusionarnos de una forma tan abrupta? Mi reloj marca las cuatro de la mañana con once minutos, acabo de leer el final de La cama, una historia del escritor Alexander Donoso. Y el desenlace no fue lo que esperaba. ¿Por qué? Empecé a estudiar psicología en la universidad y, después de dos años, me di cuenta de que en realidad quiero ser novelista. Anhelo escribir historias que enamoren, pero no estoy lista. Mi profesor de Escritura Creativa dice que no he tenido ni una sola idea lo suficientemente original como para ser escrita en forma de novela, así que debo esperar… Esperar a ser tan buena como otras mujeres que ya hicieron historia. «Paciencia, Carolina», me digo. «Paciencia». Mientras aguardo a que eso ocurra, tuve un golpe de suerte. Mi tía sabe cuánto disfruto de la literatura, por lo que se apiadó de mí y me dio trabajo en Café y letras que, como su peculiar nombre lo señala, es un café y una librería. A partir de hoy seré la encargada de administrar las redes sociales, responder solicitudes, preguntas y recibir sugerencias o quejas vía correo electrónico. Soy la Community Manager. Me gusta Café y letras. —Caro, bienvenida —me saluda Rita, una amiga que ha trabajado la mitad de su vida aquí como jefe de cocina. —Ahora me verás todos los días —digo, nerviosa. ¡Es mi primer día de trabajo! ¿Y si lo hecho todo a perder? ¿Y si me las arreglo para incendiar todo? No lo veo posible, aunque... lo sería si un fumador pasa a mi lado y lo golpeo sin querer. Entonces su cigarrillo caería al piso y ¡PAM! De acuerdo, creo que debo calmarme. Es solo que anoche rogué que hoy todo saliera perfecto. —Ya era necesario que Michelle tuviera mejor compañía que un grupo de viejas cascarrabias —dice Rita cuando estrecha mi mano. —Estoy en la librería y en el café —sonríe Michelle cuando pasa a nuestro lado, feliz de verme—. Voy de aquí para allá atendiendo pedidos, nos cruzaremos todo el día. —Perfecto, podemos almorzar juntas —propongo. —Me parece bien ¿Tienes Twitter? Sígueme en Twitter. Parece que ella es otra adicta a las redes sociales, al igual que mi mejor amiga, Vanesa. Una de las cosas que más me gustan de este sitio es que los empleados son amables y sé que me ayudarán a acostumbrarme al ritmo de trabajo. Además, tía Inés, para minimizar mis posibles metidas de pata, me explica que muchos clientes son frecuentes, por lo que debo aprenderme sus nombres y sus preferencias tanto en comida como en libros. Espero que no sea difícil. Luego, me da un pequeño recorrido por el lugar. Aunque ya he visitado la librería antes, hay sectores exclusivos para empleados que hasta hoy no había visto. —Al llegar, lo primero que ves es la cafetería —dice, mientras me acompaña a mi lugar de trabajo—, pero algunos clientes escudriñan la librería antes de buscar alguna mesa. —Lo tomaré en cuenta —digo. Aunque, en lo personal, preferiría no beber ni comer mientras leo un libro; en especial si la historia describe tripas o heces, como los títulos que prefiere leer mi hermano. —Se quedan a leer porque el lugar les resulta acogedor. —Dímelo a mí, me encanta venir. «Entre libros no me siento sola». Tía Inés se muestra complacida por mi actitud positiva. —Quiero que te sientas parte de este lugar. Es una orden, Carolina —dice antes de dar media vuelta. No tiene que pedírmelo dos veces. —Y que a ti no te extrañe que solo debas pagarme la mitad del salario o menos. Ya vi por lo menos veinte libros que quiero llevarme —amenazo en lo que la veo marcharse. No estoy bromeando. —Lee los que