Author/Uploaded by Patricia Bonet
Índice Un beso inesperado Nota de la autora Prólogo Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11...
Índice Un beso inesperado Nota de la autora Prólogo Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Capítulo 8 Capítulo 9 Capítulo 10 Capítulo 11 Capítulo 12 Capítulo 13 Capítulo 14 Capítulo 15 Capítulo 16 Capítulo 17 Capítulo 18 Capítulo 19 Capítulo 20 Capítulo 21 Capítulo 22 Capítulo 23 Capítulo 24 Capítulo 25 Capítulo 26 Capítulo 27 Capítulo 28 Capítulo 29 Capítulo 30 Capítulo 31 Capítulo 32 Capítulo 33 Capítulo 34 Capítulo 35 Capítulo 36 Capítulo 37 Capítulo 38 Capítulo 39 Capítulo 40 Epílogo Agradecimientos Sobre este libro Sobre Patricia Bonet Créditos Para mi pequeño hombrecito. Gracias por enseñarme lo que es querer sin barreras. Espero que algún día llegues a estar tan orgulloso de mí como yo lo estoy de ti La vida nos ha enseñado que está formada por momentos, unos buenos y otros no tanto, pero todos importantes. Aunque lo que más nos ha enseñado es que tenemos que vivirlos como si fueran los últimos y que, aunque está bien ser organizada, las cosas imprevistas son las mejores porque llegan cuando menos te las esperas y están llenas de sorpresas. PATRICIA BONET Nota de la autora Mi objetivo con esta nueva serie es que os riais, os olvidéis del mundo real durante un rato y que la terminéis con un buen sabor de boca y una sonrisa en la cara. Variety Lake es un lugar ficticio, y cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia. En realidad, es el lugar donde me gustaría vivir. Me encantaría recorrer todos los pueblos de Estados Unidos y, cuando los veo en las series o hablan de alguno en un libro, me imagino paseando por sus calles y tomando café y comiendo tarta en sus cafeterías. Los que me siguen saben que siempre incluyo en mis novelas a algún personaje con el nombre de alguien que es especial para mí o que significa algo. En esta ocasión, no es nadie de mi entorno, pero aun así hay dos nombres que son importantes porque me acompañaron en mi adolescencia. Ahora, de mayor, he vuelto a ellos porque los echaba de menos. Se trata de Meiko y Yuu, de Marmalade Boy. Amo esa serie, punto. Meadow, Buffy, Zoe y Aiko han supuesto un soplo de aire fresco en mi vida, y solo espero que os hagan sonreír y disfrutar tanto o más que a mí. Prólogo Meadow solo recordaba haber estado tan asustada el día en que recibieron la llamada de teléfono diciéndoles que sus padres habían tenido un accidente de coche y que fueran corriendo al hospital. Bueno, la verdad es que no recordaba mucho de aquella noche. Solo a su hermano Erik cargando con ella, arrastrándola de un sitio a otro mientras se encargaba de todo, de ella incluida. Estaba tan en shock que ni siquiera podía andar. En ese momento se sentía más o menos igual, solo que no podía dejar que su hermano volviese a ocuparse de todo. Era su problema y ella sola tenía que resolverlo. La cuestión era que no sabía cómo. Se sentó en el borde de la bañera y volvió a mirar el palito que sujetaba entre los dedos temblorosos. Positivo. Había dado positivo. Estaba embarazada y no sabía qué hacer. Solo tenía dieciocho años, acababa de empezar la universidad. Lo único que había tenido siempre claro en la vida es que quería estudiar Economía para ayudar a su hermano en la granja familiar que sus padres les habían dejado. A ella le gustaban los animales, aunque no tanto como a él, y le encantaban los números. Nunca había sido mucho de letras. Así que ambos habían decidido trabajar allí; él desde dentro, ocupándose del ganado, y ella desde el despacho. Igual que habían hecho sus padres cuando vivían y… Meadow sabía que no era momento de ponerse a pensar en eso. Tenía otro problema más importante entre manos al que prestar atención. Se puso de pie y se miró al espejo. Estaba ojerosa. Tenía las mejillas y la nariz llenas de pecas, y su piel tan blanca las acentuaba aún más, algo que nunca le había gustado pero que los demás encontraban adorable. Su pelo, que llevaba por debajo de las orejas, había vivido tiempos mejores. Ni siquiera recordaba haberse peinado esa mañana. En lo único en lo que había podido pensar era en llegar al pueblo vecino sin que nadie la viese y entrar en la farmacia para comprar un test de embarazo. La respuesta le había llegado en forma de amigas. Las mismas que en ese momento la esperaban fuera, sentadas en la cama de Buffy. Bajó la vista hasta su mano, concretamente al test, y lo apretó con fuerza contra su corazón. Estaba muy asustada. Había cometido una imprudencia y el resultado era un embarazo no deseado. Eso estaba claro, pero también el hecho de que ya se había enamorado de él. O de ella. De lo que fuese que estuviera creciendo en su interior. Apoyó una mano en el vientre y sonrió. Y lo hizo de verdad, con ganas, porque, pese al miedo, estaba feliz. —Te cuidaré, ¿me oyes? Pase lo que pase, estemos solos