Author/Uploaded by CARLOS MILLÁN
Carlos Millán (Girona, 1968) estudió cinematografía, decantándose muy pronto por el guion, gracias a la influencia de los profesores de la escuela cubana y a los directores de la escuela de Barcelona, que le transmitieron su pasión por escribir y buscar la emoción en toda palabra escrita. En esa época escribió diversos guiones para cortometrajes en 35mm, y dirigió Dibuixos en un plat,...
Carlos Millán (Girona, 1968) estudió cinematografía, decantándose muy pronto por el guion, gracias a la influencia de los profesores de la escuela cubana y a los directores de la escuela de Barcelona, que le transmitieron su pasión por escribir y buscar la emoción en toda palabra escrita. En esa época escribió diversos guiones para cortometrajes en 35mm, y dirigió Dibuixos en un plat, en ese mismo formato. También escribió dos largometrajes: A dos segundos de ti y Ya nada será igual. Durante varios años trabajó en la Televisió de Girona, donde dirigió y produjo el magazine Cine Ciutat. Por motivos personales abandonaría el cine y se dedicaría a su otra gran pasión: la aviación, trabajando como coordinador de vuelos. Fue ahí donde profundizó en dos de los grandes temas de Irene a media luz, su primera novela: los viajes y los sueños. También ha trabajado como redactor en meristation.com, web del grupo Prisa, escribiendo reportajes sobre la realidad virtual y su narrativa. Año 1916. El Somme. En lo más cruento de la Primera Guerra Mundial, un soldado trata de despistar a la muerte con recuerdos de una vida que ya no le pertenece. Y es que incluso en el barro de las trincheras hay lugar para el recuerdo imperecedero de Irene, a la que tantos amaron, y a la que tantos fallaron alejándola para siempre. Esta es la historia de Irene, pero también la de Álex y Miguel, tres amigos que crecieron juntos e inseparables en un pequeño pueblo de los Pirineos Orientales, ajenos a cuanto el futuro les iba a deparar. Sus vidas se fueron tejiendo de las historias de tía Aspasia, historias que hablaban de viajes fabulosos, de personajes de cuento; algunas reales, otras soñadas, pero todas ellas destinadas a moldear la vida de unos niños que se hicieron adultos embebidos por esos mundos de fantasía. Pero en todo recuerdo dorado, en toda memoria feliz, existe una mancha imperceptible, una mácula que nos recuerda que todo aquello no fue un sueño, y algo en esta historia en apariencia idílica pondrá a prueba la amistad de Irene, Álex y Miguel. El amor y el desamor, la amistad y la guerra, la ilusión de un niño y la expectativa frustrada de un adulto. La vida entera habita las páginas de este libro. Irene a media luz Carlos Millán Primera edición: marzo de 2023 Primera edición digital: marzo de 2023 Diseño de la colección: Enric Jardí Imagen de la cubierta: Jesús Aguado © 2023, Carlos Millán, por el texto Autor representado por Ana Vidal, de la Agencia Literaria Infinia © 2023, Catedral, por esta edición Dirección editorial: Ester Pujol Catedral es un sello de Grup Enciclopèdia Josep Pla, 95. 08019 Barcelona ISBN: 978-84-18800-76-4Producción del ePub: booqlab Cualquier tipo de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra queda rigurosamente prohibida y estará sometida a las sanciones establecidas por la ley. El editor faculta a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) para que autorice la fotocopia o el escaneado de algún fragmento a las personas que estén interesadas. A mis hermanos, con los que caminé solo demasiado pronto. A Cristina Casellas, por su fuerza, vitalidad y apoyo incondicional. Al maestro Jose Maria Nunes, por creer en mí y por todas las noches de bohemia. Índice CAPÍTULO ILa isla bella CAPÍTULO IIEntre el Tigris y el Éufrates CAPÍTULO IIILa dama triste de Mindoro CAPÍTULO IV¿Quién sabe en qué piensan los búhos? CAPÍTULO VEl amargo aroma del comino CAPÍTULO VIOjos color avellana tostada a fuego lento CAPÍTULO VIIEl hermano de Gaëtan CAPÍTULO VIIILa leyenda del chocolate de agosto CAPÍTULO IXSan Juan de Madagascar CAPÍTULO XEl comerciante de jade CAPÍTULO XIEn el mar de Kara CAPÍTULO XIIDioses de los Pirineos Orientales CAPÍTULO XIIILa reina de las luciérnagas CAPÍTULO XIV¿Recuerdas cuando te abracé así? CAPÍTULO XVLas ranas del Somme Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío.MIGUEL HERNÁNDEZ Capítulo I La isla bella Otoño de 1916. Trincheras del 6.º ejército francés en el Somme Siempre se había desenvuelto bien por los caminos de los sueños, pero esta vez, el repugnante hedor proveniente de la zona muerta lo despertó. Las náuseas posteriores le recordaron lo abatido y frágil que se sentía tras interminables meses en el frente. No era viejo, pero los años de contienda habían borrado cualquier señal de que una vez la juventud habitase en su rostro. Alzó la mirada, como si sus ojos pudieran llenar los pulmones hasta doler de puro frío, y solo descubrió un cielo ajeno, insultante, de un azul profundo. Demasiado para su gusto. Observó con detenimiento al joven camarada que dormía sosegado junto a él, y sin hacer ruido tanteó con su mano derecha el suelo hasta agarrar con fuerza una botella de sambuca que había comprado semanas atrás en Toutencourt. Dejó de mirar a su compañero cuando el sol atravesó la botella y dibujó un baile de diminutas corrientes verdes y anaranjadas en el oscuro barro de la trinchera. Le recordaron el cartel en un callejón de Roma que tanto le atrajo cuando decidió probar la bebida anunciada, Sambuca Isolabella. Un arlequín en un fondo negro rodeado de botellas del licor italiano. Para algunos, el arlequín danzaba al compás de una música inaudible, imaginaria pero alegre, con un sinfín de botellas satisfechas con la idea de ser tragadas por el personaje. Pero para él, tenía el rostro triste, un payaso afligido encadenado a un papel que nunca había querido tener, con una mano en el pecho, donde duele, y otra alzada tratando de protegerse. No encontró jamás ni rastro de la bella isla, pero la bebió a litros. Suficiente para que su sabor le transportase a casa, a su estancia, donde cada mañana abría los ventanales y el dorado reflejo de los campos de trigo empujaba a su interior el verano entero. Sonrió cuando vio en su memoria la mirada fresca de una de las mujeres que solía llevar a su casa. Aquella mañana se levantó