Author/Uploaded by Quinn, Julia; Rhimes, Shonda
Inspirada en la serie original La reina Carlota: una historia de los Bridgerton, creada por Shondaland para Netflix Argentina • Chile • Colombia • España Estados Unidos • México • Perú • Uruguay Título original: Queen Charlotte Edit...
Inspirada en la serie original La reina Carlota: una historia de los Bridgerton, creada por Shondaland para Netflix Argentina • Chile • Colombia • España Estados Unidos • México • Perú • Uruguay Título original: Queen Charlotte Editor original: Avon. An Imprint of HarperCollinsPublishers Traducción: Ana Isabel Domínguez Palomo y M.ª del Mar Rodríguez Barrena 1.a edición Mayo 2023 Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright , bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público. Copyright © 2023 by Julie Cotler Pottinger and Shonda Rhimes Published by arrangement with Avon. An Imprint of HarperCollinsPublishers All Rights Reserved Copyright © de la tradución 2023 by Ana Isabel Domínguez Palomo y M.ª del Mar Rodríguez Barrena © 2023 by Urano World Spain, S.A.U. Plaza de los Reyes Magos, 8, piso 1.º C y D – 28007 Madrid www.titania.org [email protected] ISBN: 978-84-19131-23-2 E- ISBN: 978-84-19699-17-6 Depósito legal: B-6.825-2023 Fotocomposición: Ediciones Urano, S.A.U. Impreso por Romanyà Valls, S.A. – Verdaguer, 1 – 08786 Capellades (Barcelona) Impreso en España – Printed in Spain Este libro es una obra de ficción. Las referencias a personas reales, sucesos, establecimientos, organizaciones y lugares son únicamente medios para ofrecer autenticidad y se usan de manera ficticia. El resto de los personajes, así como todos los incidentes y los diálogos, surgen de la imaginación del autor y no se deben tomar como reales. Diseñado por Leah Carlson-Stanisic. Todo el arte es de Shutterstock, Inc. Para Lyssa Keusch. No voy a echarte de menos porque siempre seremos amigas. Y también para Paul. Voy a decirlo clarito: HA SIDO TODO IDEA TUYA. J. Q. Para mis hijas. Cada una de vosotras es una reina. S. R. Queridísimo lector: Esta es la historia de la reina Carlota de Los Bridgerton . No es una clase de historia. Es ficción inspirada en hechos reales. Todas las libertades que las autoras se han tomado han sido a propósito. Disfruta. Queridísimo lector: Esta fría época del año se ha vuelto muchísimo más fría con la triste noticia del fallecimiento de la princesa Carlota de Gales. La nieta de nuestro querido rey Jorge III y la reina Carlota murió durante el parto junto con su bebé. Y mientras nuestros corazones lloran la pérdida de la princesa, nuestras cabezas lloran todavía más por el futuro de la monarquía. Porque la Corona se encuentra ahora con una crisis. Una crisis que cabe esperar que a la reina Carlota le resulte de lo más inconveniente después de dirigir con mano férrea los tejemanejes casamenteros de la alta sociedad y del mercado matrimonial. A esta autora y a toda Inglaterra solo le cabe esperar que la reina Carlota se concentre por fin en su propia familia. Al fin y al cabo, Su Majestad tiene trece hijos, y ahora mismo la sucesión no está asegurada. Al menos, no sin problemas. Un hecho que hace que esta autora se pregunte: ¿acaso la fama de la reina como casamentera es solo de boquilla? Revista de sociedad de lady Whistledown 10 de noviembre de 1817 Cincuenta y seis años antes Carlota Essex, Inglaterra Camino de Londres 8 de septiembre de 1761 Al igual que todos los miembros de la aristocracia alemana, la princesa Sofía Carlota de Mecklemburgo-Strelitz poseía una gran cantidad de nombres. Sofía por su abuela materna, Sofía Albertina de Erbach-Erbach, condesa de nacimiento y duquesa por matrimonio. Carlota por su padre, Carlos Luis Federico de Mecklemburgo-Strelitz, que fue el segundo hijo y murió antes de poder ser el cabeza de familia. Después estaban las extensas tierras y propiedades con su correspondiente guion que indicaban su linaje. Mecklemburgo-Strelitz y Erbach-Erbach, por supuesto, pero también Sajonia-Hildburghausen, Schwarzburgo-Sondershausen y, si se quería remontar lo suficiente, Waldeck-Eisenberg. Aunque disfrutaba de todos sus nombres y estaba orgullosa de hasta el último, el que más le gustaba era Lottie. Lottie. Era el más sencillo de todos, pero no le gustaba por ese motivo. Al fin y al cabo, sus gustos pocas veces tendían a lo sencillo. Le gustaban las pelucas altas y que sus vestidos fueran grandiosos, y estaba convencida de que nadie en su casa apreciaba los entresijos de la música o del arte tanto como ella. No era una criatura sencilla. No lo era. Sin embargo, le gustaba que la llamasen Lottie. Le gustaba porque casi nadie usaba ese nombre. Había que conocerla, conocerla muy bien, para llamarla Lottie. Por ejemplo, había que saber que en primavera su postre preferido era el bizcocho de frambuesa y albaricoque, mientras que en invierno era el strudel de manzana; pero la verdad era que le gustaba la fruta, y también los dulces, y cualquier dulce que llevara fruta era su preferido. Las personas que la llamaban Lottie también sabían que cuando era pequeña, le encantaba nadar en el lago que había junto a su casa (cuando hacía suficiente calor, algo que casi nunca pasaba). También sabían que cuando su madre le prohibió esa práctica (al tildarla de ser demasiado mayor para semejante frivolidad), ella se pasó tres semanas sin dirigirle la palabra. La paz se reestableció después de que Carlota escribiera un documento legal sorprendentemente detallado sobre los derechos y los deberes de todas las partes implicadas. Su madre no aceptó de inmediato los argumentos de Carlota, pero intervino su hermano mayor, Adolfo, que aseguró que había presentado